Lo que muchos jefes de administración púbica no aprendieron en la universidad, si acaso asistieron a clases, es que los gastos no deben superar a los ingresos, de hecho en ninguna actividad económica tendría que ocurrir esto, pero mas en una oficina pública que en muchos casos es crucial para la sociedad.
Lo curioso a además es que nuestros eficientes funcionarios contratan además a ejércitos de personas para realizar labores sencillas, sospechosamente muchos amigos y demás incompetentes, los que absorben con sus salarios y demás prestaciones (que puntualmente exigen) gran parte del presupuesto, y dado que no es una empresa con entradas, la consecuencia es que realmente se aplica una bagatela al servicio primordial.
Este problema es necesario resolverlo de tajo, eliminar lo que no es de alta indispensabilidad, cuando hablamos de ejercer con austeridad sabemos que se requiere ir al cuello de los gastos superfluos, y si una oficina adolece de algo es precisamente de gastos superfluos.
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