Cuando se haya acabado toda el agua potable de pronto nos daremos cuenta que el calentamiento global no era una simpleza.
Entonces correremos a nuestras casas e improvisaremos un arma, acto seguido saldremos a la calle a pelear por la poca agua que quede, irá la muchedumbre al súper pero otros ya se la habrán adelantado y herirán de muerte a los empleados, saquearán la tienda pero todo lo disponible será inútil, ni alimentos frescos ni verduras, ni bebidas enlatadas, aunado que todo se venderá a los mas altos precios.
Y los días transcurrirán sin que eso resuelva el problema, desesperados los habitantes de las costas intentarán beber agua de mar y eso causará muchas bajas, el cielo aun tendrá agua pero el exceso de calor impedirá la condensación con lo que no habrá lluvias.
No habrá autoridad que los detenga, ni que pueda revertir el proceso para establecer el equilibrio previo, que será poco llamativo para la problemática de esos tiempos.
Espero que los nietos y/o bisnietos de esa época no piensen en maldecir a los culpables de esa tragedia.
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