
El truco es simple: el mismo que han manejado los corsarios de la antigüedad, o las hordas que atacaron Europa, los mongoles que azotaron China. El miedo no la efectividad de sus armas, si no el terror, eso provoca que las personas cedan, incluso la policía pacte con ellos, pero si las personas estuviésemos dispuestos a morir en batalla las cosas cambiarían.
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